En su momento no pude escribir nada por cansancio y por falta de tiempo. Hablo de la marcha de apertura, el día 26 de enero.
La cuestión es que haber marchado, haber formado parte de una marcha compuesta por 200.000 personas no es cosa de todos los días. La energía que sentías a tu alrededor, los cánticos, los carteles, la efervescencia de la gente, todo ayudaba a darle una carga aún más fuerte.
Marchamos con las compañeras de Mabel, Mariú y la Negra de INDESO-Mujer de Rosario, con mis colegas de AWID, con Charlotte Bunch, Indyra de las Cattrachas de Honduras, con mujeres de la Red de Saude de Brasil, con Sibongelé de Sudáfrica, con Gwendelyn de New York, con la querida Fabi Tron de Argentina, con compañeras y activistas y colisteras de Uruguay, Paraguay, India, Perú, Bolivia, Costa Rica, Brasil, Colombia.
El recuerdo de sus voces, sus gestos, me da fuerza para ponerme a trabajar de nuevo. Me hace sentir que otros mundos son posibles en este, cada vez que activamos, cada vez que podemos pensar juntar respetando nuestras diferencias.
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